domingo, 27 de noviembre de 2011

Síntesis

Trabajadores manuales:
Los esclavos del tomate

En Sinaloa se cultiva el tomate de exportación, los consumidores de Estados Unidos ignoran que los trabajadores manuales son niños.
Las exportaciones hortícolas de Sinaloa generan buenas divisas al país, cada kilo de tomate cherry es pagado a un peso con 40 centavos. Es ilegal contratar a niños, los padres reciben su dinero cada uno llega a juntar hasta 200 kilos, mientras que un grande pizca la mitad o 150 kilos.
La utilización de menores como jornaleros agrícolas no es un problema nuevo, Guerra Ochoa y Posada Segura coinciden, que detrás de cada niño jornalero hay grandes ganancias para los agricultores, producen igual que un adulto, tienen la estatura adecuada frente a la mata de tomate; tienen energía y no sé quejan  del trabajo de riesgo al que están expuestos (contacto con fumigantes y plaguicidas).
Lo que los pequeños aportan es fundamental para la sobrevivencia, solo el 10% de las familias tienen ingresos de cuatro o cinco salarios mínimos a la semana. Las familias de jornaleros son llevados a campamentos o a cuarterías en villa Juárez.
La presencia laboral de  niños en los surcos no es un asunto aislado, mucho menos cuando la legislación laboral es tan laxa a favor de los empresarios: los inspectores del IMSS o la Secretaria del Trabajo y Previsión Social están obligados a notificar alguna anomalía, como la presencia de niños, la pena máxima es una multa de 155 salarios mínimos.
Por lo menos una docena de niños de entre ocho y 14 años cortan baby bok choy, un vegetal parecido a un repollito pero con sabor a brócoli. Un estudio coordinado por la UNICEF, ubico a Sinaloa como la entidad donde más niños trabajan.
Ante la necesidad de mano de obra, los padres condicionan a las empresas y productoras agrícolas para que sus hijos sean empleados sin importar las condiciones, 5 millones de niños trabajan en México de los cuales  el 65% no reciben pago. Los niños que no trabajan pero estudian reciben becas del Programa Monarca de la Sedesol.


OPINIÓN

Nos parece que este tipo de trabajo debería de tener un mejor cuidado de lo que pasa y de todo lo que genera, donde los únicos beneficiados son los dueños.
Debería de haber una supervisión imprevista para que puedan llegar en el momento preciso en el cual los niños están trabajando,  sin que los dueños puedan hacer algo contra esto o que traten de sobornarlos, para que así se le pueda ayudar a la gente que está en esta situación  y poder ir terminando poco a poco con la explotación de niños jornaleros.
Y que se hagan fundaciones, campañas y que la ley ayude a que se termine el trabajo de niños jornaleros, y poder ayudarlos a que puedan tener una buena educación y una vida digna, y alos padres un buen trabajo, con el que puedan sobrevivir.